EL SEÑOR
En cada templo, suplicante, por las villas
pedí consuelo a mi alma, atormentado,
sentí la vida en el infierno.., terminado
y aunque estaba mi cuerpo de rodillas,
Caminaba orando en las orillas
de los pueblos sin fe.., desesperado,
me encontré al Señor , me había mirado
expresaba la dulzura en maravillas.
¡Cuanto Dolor..! ¡más grande su tormento!
su rostro era una luz tranquilizante,
sentí que a mi tristeza era alimento.
y me tendí a llorar como un infante
y se acabó el dolor..¡Viví contento!
¡ahora siguen mis pasos adelante..!
JESUS ALBO
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